En la cocina de Laura Di Cola, la sustentabilidad alcanza otro nivel. En su carbonada con ananá no se desperdicia nada: hasta la cáscara de la fruta, bien picada, forma parte de la receta. En su heladera guarda el suero que queda al hacer yogur, que luego transforma en pan lactal o scones, y en sus estantes se alinean frascos con polvos hechos de carozos que suelen terminar en la basura, como los de palta.... + Leer noticia completa
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