En la tradición del ajedrez, una mala movida no se mide únicamente por el error inmediato, sino por el eco que arrastra sobre toda la partida. Cada movimiento compromete no solo la pieza que avanza, sino la estructura entera del tablero. Así se percibe hoy el escenario político boliviano de cara a las elecciones de octubre: dos jugadores visibles, el capitán Lara y JP Velasco, han ingresado a la contienda con declaraciones altisonantes y... + Leer noticia completa
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