Morgan Birch se quedó perpleja cuando Kimie, su hija de cuatro meses, enfermó repentinamente con fiebre y sarpullido. Al principio, esta madre de Alberta, en Canadá, pensó que se trataba de un efecto secundario común de las vacunas o quizás de varicela. Birch entonces consultó a su abuela de 78 años, quien reconoció la enfermedad de Kimie de inmediato. “Es sarampión”, dijo su abuela. Una prueba de laboratorio confirmó... + Leer noticia completa
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