Tomy Pérez Alcoreza El humo denso que cubre nuestras ciudades es un trágico recordatorio del chaqueo indiscriminado y destructivo que cada año arrasa con propiedades agropecuarias privadas, territorios indígenas y áreas protegidas. Las llamas que consumen nuestros bosques no solo devoran los recursos naturales de Bolivia, sino que también asfixian el aire que respiramos en las zonas urbanas. Este deterioro no distingue entre lo rural y lo... + Leer noticia completa
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