Una vez que la ciudad de Neuquén, cuando era un paraje logró domar al río Neuquén y construir el puente ferroviario que dio paso a la decisión de trasladar la capital, se expandió hacia todas sus latitudes. Pero le faltaba la barda inhóspita. Recién lo pudo lograr en los años 70, cuando vecinos de la ciudad conformaron cooperativas para crear barrios en ese lugar al que nadie llegaba. Y no fue porque no quería, fue porque no se podía.... + Leer noticia completa
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