Cuentan que el pueblo nunca se equivoca. Que el soberano dice nada más que verdades irrefutables e indestructibles. Que si el público sube o baja el pulgar, listo, asunto resuelto, no hay nada que hacer, mejor no ir en contra de las decisiones mayoritarias. En la crisis de Pampita y Roberto García Moritán pasa algo parecido: por abrumadora mayoría, las multitudes creen ver la figura de Benjamín Vicuña en el medio de los dos. Y algo que se... + Leer noticia completa
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