Dar de comer a los bomberos voluntarios que tratan de apagar los incendios de los bosques es un pecado que debe castigarse con la muerte, según los incendiarios. La profesora Marisabel Moirenda Urape, de 28 años, fue asesinada en Guarayos por los sicarios de la transnacional del crimen organizado que maneja estos incendios.Si existiera alguna forma de justicia, el fiscal tendría que haber iniciado ya una acción para dar con los asesinos de... + Leer noticia completa
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