La primera vez no había más que ocho temas, 50 amigos, un boliche sin escenario, unos marineros, pocas nociones. La primera vez no estaba Carlitos ni estaba Pepe y ni siquiera había, en Montevideo, una idea clara de alguna cosa llamada “rap”. Cuando Peyote Asesino llevaba su demo a los lugares con la intención de conseguir un toque, solo recibía rechazos: ¿quién iba a pagar una entrada para ver a un cantante que en realidad no iba a... + Leer noticia completa
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