Entonces, otoño de 2004, las visitas a la casa de la calle Boulogne Sur Mer se habían vuelto parte de una rutina. Lily esperaba en el primer piso con la sonrisa sufrida y un cigarrillo que se no se apagaba nunca. Ya habíamos hablado lo suficiente como para tener su testimonio como hija y heredera de parte de la inabarcable obra de Antonio Berni y, entonces, abrió las puertas del depósito que le había diseñado Tatato Benedit en los años... + Leer noticia completa
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