Alberto Fernández es última bestia sacrificial del progresismo argentino. Expulsándolo pateándolo en el suelo haciendo caso omiso de que el ex presidente y sus dinámicas formaban parte del corazón íntimo del poder de los últimos veinte años el peronismo confía en que accede a un baño purificador con sólo sacárselo de encima. Pero que el “presidente feminista” haya sido en realidad un machirulo golpeador perverso y maltratador... + Leer noticia completa
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