Así como el arquero, con gran cuidado y destreza endereza una flecha, de modo similar, el sabio pacientemente endereza su mente, la cual es vacilante, inquieta, inestable, difícil de sujetar y difícil de controlar. Así como el pez, cuando es sacado del agua, salta y se mueve convulsivamente, así también, la mente se mueve con gran agitación cuando se la trata de sustraer del domino de las pasiones. La mente es difícil de sujetar; es... + Leer noticia completa
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