Sin honores ni pergaminos; sin cámaras ni aplausos; sin premios ni desfiles, indudablemente que el personaje del año es el empresario privado. Aquel que esta semana pagó el aguinaldo a sus trabajadores; que antes que su propia cena navideña pensó en los canastones o los regalos para sus dependientes. El que guardó para sí la preocupación por el crédito que se vence, los contratos que aún no se firman, los alquileres atrasados o la... + Leer noticia completa
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