Las Neoroscas
Los caudillos o mesías son vistos como salvadores, y lo más grave, es que ellos también creen que es así, entonces no es necesaria una causa que mueva a los sectores sociales, las “virtudes personales” de los aspirantes a la silla presidencial, reemplazan toda otra necesidad.

Lo ideal en un proceso electoral es que antes de presentar a los aspirantes en competencia, primero se debería definir el perfil en abstracto del candidato que se requiere en correspondencia con las necesidades de la coyuntura y mejor aún del periodo.
Todo esto es apenas un deseo, ya que los bolivianos estamos históricamente vinculados a la existencia de caudillos en los que una gran parte de la población deposita sus esperanzas y creen, que estos semidioses, resolverán los problemas de la sociedad. Los caudillos o mesías son vistos como salvadores, y lo más grave, es que ellos también creen que es así, entonces no es necesaria una causa que mueva a los sectores sociales, las “virtudes personales” de los aspirantes a la silla presidencial, reemplazan toda otra necesidad.
La causa es una propuesta de un futuro deseado y posible, cumple el rol de ser el nexo de las candidaturas con la sociedad en el propósito de construir una alternativa, de tal modo que la ciudadanía se debería adscribir a un proyecto político integral y no a factores banales que resaltan las particularidades físicas o habilidades artísticas o deportivas de los candidatos.
La situación se complica con la inexistencia de partidos políticos debidamente estructurados, que cuenten con una dirigencia que los represente en todo el territorio nacional, que tengan una base social adscrita a su ideario y sean el enganche con el resto de la sociedad.
La presencia del partido político democrático, posibilita que las decisiones a ser tomadas, sean producto de un escrutinio interno permanente donde el dirigente o representante es un depositario del pensamiento de sus miembros y no a la inversa.
La inexistencia del partido político que es reemplazado por grupos políticos fugaces, posibilita que todas las determinaciones sean acaparadas por el candidato-mesías y un reducido grupo de personas que lo rodean, como no cuentan con hilos comunicantes con una militancia activa cuya savia alimente sus decisiones, recurren a sus propios saberes o, como son modernos, a encuestas. La organización y el debate democrático interno han sido reemplazados por una cúpula reducida o una boleta técnica.
Un partido político, sus dirigentes y sus militantes tienen la obligación no solo de interpretar a la sociedad sino de orientarla en la toma de decisiones proponiendo las transformaciones necesarias, que serán respaldadas o rechazadas en las urnas por los ciudadanos.
Es cierto que todos los procesos electorales, se valen de encuestas, sondeos de opinión y otros mecanismos, con el fin de escudriñar a la ciudadanía, ello, sin embargo, no parte del vacío sino de una propuesta base elaborada por el partido y sus estrategas.
Los candidatos de la oposición al no tener estructuras partidarias o ser ellas muy débiles, terminan decidiendo potestativamente, están liberados de cualquier presión, su voluntad es omnimoda, no hay quien les discuta nada, porque tienen empleados no militantes, sobre la base del trabajo de consultores arman su programa de gobierno, si ganan las elecciones, tal vez alguno de ellos podría ser ministro o embajador, la lealtad al programa y a la linea partidaria no existen.
El MAS reemplazó al partido político con los movimientos sociales portadores de prácticas antidemocráticas, lo que impelía a los opositores a recuperar al partido político adecuado a las necesidades actuales, pero lejos de hacerlo terminaron por articular roscas políticas y económicas de las que son parte unos cuantos, con ello el candidato al no requerir ni contar con una base social se convierte en un tótem autoritario.
El comportamiento neorosquero gana espacios, uno de los candidatos ha indicado que él será el que elija a su acompañante de fórmula, a los candidatos a senadores y diputados, otro que recurrirá a las encuestas, de esta manera la democracia en las organizaciones ha sido desfigurada y han parido un frankistein.
El mesías empieza a desplegar su fuerza, si los aspirantes a las diversas candidaturas quieren tener alguna posibilidad deberán mostrarse en la farándula para aparecer en las encuestas o estar cerca del dedo decisor.
El impacto será directo en la conformación del futuro parlamento nacional que en lugar de estar constituido por representantes idóneos para la dura lucha política podría estar integrado por representantes sin representados. No perciben los aspirantes presidenciales que una garantía para la gobernabilidad futura, debe contar con una representación parlamentaria sólida, capaz de confrontarse en todos los terrenos con una bancada masista, cuya labor será la de desestabilizar a cualquier gobierno que no sea el suyo. No los subestimen tienen amplia experiencia conspirativa y se saben todas las mañas a la vuelta y al revés.
En estas condiciones votar por cualquier neorosquero es tan peligroso como hacerlo por los neopopulistas fascistoides, por ello me niego a avalarlos con mi modesto e intrascendente voto y otorgar un cheque en blanco del que querrán disponer discrecionalmente en el ejercicio del poder político.
El solo rechazo al MAS no puede ni debe ser suficiente para votar por algunos opositores que repiten prácticas autoritarias, con la única diferencia de que el uno lo hace a nombre de la abarca el otro de la corbata.
Los bolivianos aspiramos a algo más, una nueva frustración histórica seria fatal para la democracia y nuestro futuro.