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Mesa dijo que la “la solución sensata y correcta” que es que se restituya la legalidad de la sede y devolviendo la sede de la APDHB a Carvajal y eso se logrará “retirando a los usurpadores.
Brújula Digital |
El expresidente y líder de Comunidad Ciudadana (CC), Carlos Mesa y el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB) pidieron al Gobierno y a sus instituciones restituir la sede de la institución de derechos humanos a su presidenta legal, Amparo Carvajal.
“(Carvajal) es la única persona que tiene legitimidad y credibilidad para garantizar que la APDHB mantenga su independencia y compromiso con los DDHH. La acción partidaria de Salazar y su grupo masista intenta destruir la esencia de la entidad más importante de DDHH en Bolivia, asaltando sus oficinas y acosando y persiguiendo a su dirigencia. Este propósito confirma el nefasto propósito autocrático de este gobierno”, dijo Mesa a través de su cuenta de Twitter.
Por su lado, el CEN de la APDHB, reiteró que la Justicia debe hacer cumplir el fallo que determinó en favor de Carvajal el Juez Javier Peñaranda, del Juzgado Penal Primero Constitucional de la ciudad de La Paz.
Asimismo, señaló que el Estado será culpable de cualquier daño que pueda ocasionársele a la presidenta de la APDHB.
“Hacemos responsables al Estado, a sus ministerios de Gobierno y Justicia, de cualquier daño que pueda ocasionarse a la presidenta de la APDHB”, señala parte de un comunicado del CEN.
Además, denunciaron que desde el 2 de junio, las oficinas de la Asamblea permanecen cerradas, sin dar atención a los sectores más vulnerables de la ciudadanía que eran atendidas cuando Carvajal estaba dentro de la sede.
La presidenta de la APDHB, Amparo Carvajal, lleva 10 días durmiendo en la terraza de la sede de derechos humanos sin acceso a los servicios higiénicos.
Este viernes, Carvajal denunció que al momento de levantarse, trató de lavarse la cara, cosa que no pudo por el olor proveniente del baño portátil que los activistas le había dado, pero fue usado por las tres mujeres del grupo de Salazar que se apostaron también en la terraza.
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