Por nuestros niños
En la última jornada, en menos de 24 horas, otros dos niños murieron por dengue en Santa Cruz. Los decesos por esta enfermedad ya suman 31, de los cuales 27 corresponden a menores de edad, que, según los médicos, son las víctimas más letales.
Estos datos por sí solos deberían ser más que suficientes para sacudirnos y tocar campanas de alerta. Pero hay más. Bolivia reporta a la fecha, en esta última epidemia, 9.328 casos acumulados de dengue, la cifra más alta en 25 años, si se considera que el anterior brote registró 5.800 víctimas. No por nada colapsaron este año los hospitales públicos en Santa Cruz (donde figuran el 75 por ciento de los casos.
Y si en Cochabamba alguien piensa que es un asunto exclusivamente de las regiones tropicales, habrá que informarle, primero, que gran parte de esos pacientes de Santa Cruz tuvieron que ser derivados a hospitales de esta ciudad.
Además, entre enero y febrero, Cochabamba reportó 223 casos de dengue: 145 importados y 78 autóctonos, cuatro de ellos en Cercado y uno en Colcapirhua, fuera del área endémica del trópico. Según datos que brinda el Sedes, la infestación es del 5 por ciento, es decir, cinco de cada 100 casas están infestadas. Porcentaje aún bajo con relación al trópico, es cierto, pero elevado para el valle. El dengue está en su jauja. Y hemos permitido que ello ocurra.
Las razones ya las conocemos y las hemos repetido hasta el cansancio: falta de coordinación entre instancias estatales por diferencias políticas, falta de capacidad (equipos y personal) en los hospitales, tardía reacción a la epidemia y otros.
Pero el dengue avanza y sigue cobrando más vidas. ¿Cuántas más tiene que llevarse? ¿Tienen que perecer más niños? Las instancias de Gobierno deben ponerse ya nomás manos a la obra si no quieren cargar con más muertes de los pequeños: asignar recursos, personal y buena voluntad de coordinación.
Y nosotros, como ciudadano de a pie, tenemos también nuestra parte. El Sedes recomienda aplicar siete medidas “empezando por casa”: limpiar y eliminar los envases desechables y chatarra o ponerlos bajo techo, limpiar las canaletas, mantener boca abajo los recipientes en desuso, cepillar y lavar los turriles y tanques, evitar la acumulación de agua en el interior de las llantas, tapar bien los recipientes y cambiar el agua de floreros y bebederos.
El Sedes ha convocado para el domingo 5 de marzo a una gran minga. Participemos. Hagámoslo por nuestra salud, por nosotros, por nuestros niños.