La lucha por “pegas”
La pugna interna del MAS, entre evistas o tradicionales y arcistas o renovadores, ha llegado a extremos escandalosos, como en el caso de los furibundos ataques verbales entre tres diputados masistas y los ministros de Justicia y de Gobierno.
Habrá que decir, en cuanto a estas cotidianas peleas entre masistas, que la opinión pública no merece esta repelente puesta en escena, aunque permite apreciar la distancia que hay entre el discurso del oficialismo y los hechos. A estas alturas, el MAS ya no se diferencia de los partidos tradicionales a los que tanto criticaba y, por el contrario, ha profundizado las prácticas prebendalistas y clientelares.
La mencionada confrontación, por ejemplo, ha develado una encarnizada disputa por los cargos públicos en el ámbito público. Mientras los ministros de Justicia y Gobierno acusan a los diputados Gualberto Arispe, Patricio Mendoza y Anyelo Céspedes de pedir puestos de trabajo o “pegas” en la administración pública para sus allegados, uno de ellos, Mendoza, ha defendido y justificado esas demandas con declaraciones que rayan en la desfachatez.
La réplica de Mendoza a la acusación del Ministro de Gobierno, quien afirmó que le pidió tres “pegas” en el Servicio General de Identificación Personal (Segip) Santa Cruz para sus allegados, es de una frialdad espeluznante: “No señor, no estamos para buscar pegas y si lo hiciéramos, ¿qué? ¿Acaso no hemos hecho trabajo político? Les he mostrado a ustedes el trabajo que él (Lima) ha hecho políticamente desde años atrás. ¿Quién se merece trabajar más ahora? ¿Quién merece el trabajo de las instituciones? ¿El señor Ministro o la gente que ha hecho campaña para que se recupere el ‘proceso de cambio’ ahora?”.
Tras escuchar a Mendoza, queda en entredicho la narrativa de un MAS renovador de la política y duro crítico de la denominada partidocracia y de la “derecha”, que se habían alejado del pueblo. El oficialismo se presentó como una alternativa para renovar el campo político con un “proceso de cambio” que se edificó sobre las críticas a los vicios de las fuerzas políticas tradicionales…Sin embargo, este diputado masista revela que el principal requisito para acceder a un cargo público, en la actualidad, es el “trabajo político”, es decir, someterse al culto a Evo Morales y a otros jerarcas del oficialismo y hacer campaña. La formación profesional no es un requisito para ser parte de ese gran ejército de 500 mil funcionarios públicos que ha creado el MAS desde que llegó al poder, sino una ciega obediencia a las líneas del masismo.
En consecuencia, el oficialismo es ahora un partido tradicional que quiere conservar y reproducirse en el poder para dar “pegas”, pagadas con los impuestos de los contribuyentes, a sus militantes. Es la vieja historia de siempre. Con razón esta fuerza política, en el fondo extremadamente conservadora, no quiere otro censo, porque podría cambiar su ahora anquilosada y tradicional estructura de manejo político.