Un niño que ya se siente bombero

La fotografía principal de esta página fue tomada a las 12:34 del 22 de mayo, domingo, un día muy esperado por los niños para ir a jugar al parque, algo que José Alfredo también disfruta, pero en esta ocasión prefirió hacer turno con su padre Evaristo, un bombero que para él es todo un héroe porque se dedica a salvar vidas.

“Bombero, bombero, yo quiero ser bombero…”, cantan los niños mientras juegan con sus carritos matafuegos y eso, después de conocer la historia de José, tiene mucho sentido. ¡Cómo no querer ser como un hombre o mujer que salva vidas!

Ser bombero no es como cualquier profesión que se estudia en la Universidad, pues implica incluso ir más allá de simplemente enfrentarse de cara con la muerte.

Así lo entiende Evaristo Vargas, el suboficial segundo que lleva 12 años como bombero y que en octubre cumplirá medio siglo de vida.

Ese domingo 22, él, junto con su pequeño gran compañero, cumplía un turno especial en el circuito Oscar Crespo. Se ubicaron junto con su imponente vehículo contra incendios en la principal curva del sector de El Tejar, prestos a atender cualquier contingencia de la competencia automovilística.

De repente, José Alfredo pide permiso para ir por un helado que se antojó y se acerca al puesto de transmisión de CORREO DEL SUR. Por supuesto que su sola presencia llamó la atención a muchos, porque llevaba puesto un impecable overol rojo de bombero, con una insignia oficial de la “Policía Boliviana” y un marbete con su nombre “J.A. VARGAS L.”

Justo en ese momento pasa a gran velocidad por El Tejar el piloto potosino Sebastián Careaga Campos, con su lujoso coche Škoda R5 en la categoría Proto. “¡Ese es mi favorito!”, dice el niño.

José Alfredo, que cumplió 10 años el 20 de enero, lleva nueve de ellos vinculado a los Bomberos.

Este vínculo tiene una particular historia, pues a “su añito” su mamá Fidelia fue hospitalizada y, como no había con quién se quede en casa, su padre Evaristo lo llevó al trabajo.

“Yo le dejaba con la secretaria para que me lo vea hasta que regrese de atender algún caso, pero cuando no había casos yo lo veía aquí, le daba la alimentación. Así pasaron los años jefe”, cuenta Evaristo.

Tiempo después doña Fidelia recibió volvió a sus quehaceres diarios como cuidar a José Alfredo, quien ya más grande, a sus tres años, siguió frecuentando la oficina.

Ahora ya conoce las claves radiales con las que se manejan los bomberos, así como el funcionamiento de los vehículos y los equipos, primeros auxilios y técnicas de rescate.

La Dirección Departamental de Bomberos, dependiente de la Policía Boliviana, cuenta en Sucre con 28 efectivos y seis voluntarios, entre los que destaca José Alfredo.

Este niño se convirtió en un emblema de la institución, pues hasta los jefes policiales piden salir con él para visitar canales de televisión y sensibilizar a la población sobre los cuidados a tomar ante posibles incendios o accidentes.

José Alfredo es una excepción en Bomberos, porque esta entidad admite como voluntarios solo a personas mayores de 18 años por razones de seguridad.

“Él lleva la radio (Handy) cuando vamos a atender un caso, escucha, está atento a eso, nos pasa alguna cosa que necesitamos, algo liviano”, cuenta Evaristo, quien cumple la función de “motorista”, es decir, conduce el carro bombero y provee de agua a los “pitoneros”. que son los que combaten el fuego.

José Alfredo lleva uniforme oficial desde sus cinco años y cuándo se le preguntó qué quisiera ser de grande, simplemente responde: “Yo quiero ser bombero”. 

ESTUDIO Y DEPORTE

José Alfredo es el tercero de cuatro hermanos. Cursa el 5to de Primaria en la escuela San Javier. Sus materias preferidas son Educación Física y Matemáticas. Es futbolero, juega de arquero y admira al internacional Carlos Lampe.