El Orgullo Friki gana terreno en Cochabamba
Micaela pereira
Laboratorio de Periodismo UCB
Superhéroes, magos, robots, zombis, espadachines y ninjas son algunos de los personajes que empiezan a inundar las calles de la Llajta por medio de sus fanáticos, también llamados frikis. Conforme va creciendo esta cultura alternativa, es que se les ha otorgado un día para celebrar con orgullo sus aficiones cada 25 de mayo.
Para hablar de este día, es necesario saber que la palabra friki es definida por la Real Academia Española como algo “extravagante, raro o excéntrico”, pero también como una “persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición”.
Luis Jiménez, fanático de los videojuegos y el anime, menciona que esta afición puede enfocarse en distintas cosas, como ser el anime, los mangas, los videojuegos, la literatura o el cine.
“El simple hecho de amar o tener mucho interés en específico, para mí, te hace ser friki”, acota.
Es así que uno de estos fanáticos, el bloguero español Germán Martínez, más conocido como Señor Buebo, creó la iniciativa del Día del Orgullo Friki. Esto comenzó con un evento en Madrid donde se construyó un PacMan humano y se publicó el manifiesto con derechos básicos y responsabilidades de los Frikis. Éste sería el primero de muchos eventos que se realizarían después, hasta que en 2008 se empezó a celebrar también en Estados Unidos.
Más de una década después, se puede ver el crecimiento de esta cultura alternativa en Latinoamérica. Específicamente en Cochabamba surgen eventos como el Overload, que aglomera a una gran cantidad de fanáticos por los cómics, anime, k-pop, videojuegos y películas para que puedan participar de concursos de canto, baile, preguntas y cosplay (disfrazarse de un personaje), entre otras actividades.
Jiménez comenta que este evento muestra el crecimiento de este sector, ya que antes se realizaba en el coliseo del colegio Alemán Santa María, y actualmente cubre gran parte del Campo Ferial de la laguna Alalay.
Pero éstos no son los únicos espacios en los que se reúnen los fanáticos cochabambinos, ya que surgen también zonas como el Mercadito Friki.
Este conglomerado de distintas tiendas es una viva muestra de esta cultura, pudiendo apreciarse peluches de Pokémon, figuras de colección de anime como Naruto, Kimetsu No Yaiba o Dragon Ball, cómics de Marvel o DC, e incluso novelas gráficas de diversas temáticas.
También se aprecia mercancía de series y películas como ser objetos del mundo mágico de Harry Potter, como también juguetes de películas como Chucky o Anabelle. De igual manera, otro mercado que crece con rapidez es el coreano, con el k-pop, doramas e incluso comida típica que es muy cotizada entre los fans.
Como se puede apreciar, estas aficiones son de distinta índole y no discriminan en edad, pudiendo ver a grandes y chicos emocionados por su serie favorita.
Daniel Alconz, coordinador y creador del Mercadito Friki, aclara que mucha gente adulta y profesional es friki y que no es algo que los “defina como persona”. De hecho, afirma que después de la pandemia el “público adulto ha incrementado” y que se han convertido en consumidores fieles.
Respecto al uso de la palabra friki con un fin despectivo, refiriéndose al inglés “freak” (raro), Jiménez comenta que mayormente se lo usaba en la etapa escolar, pero que en la universidad se van conociendo personas con las que se comparten estos intereses “rompiendo esta barrera de ocultar algo que te gusta”.
No obstante, Francisco Vargas, administrativo del Mercadito Friki, menciona que actualmente se le da un uso negativo y despectivo a la palabra japonesa otaku, que se usa para llamar sólo a los fanáticos de la animación japonesa o anime.
Sin embargo, Alconz considera que la pandemia ha permitido que se deje de estereotipar la cultura alternativa. “Han estado en sus casas tanto tiempo que no les ha quedado otra que ver series de su añoranza, películas, ver dibujos. Les ha refrescado la memoria”, aporta.
Además, Vargas afirma que ser un friki no es algo de lo que uno deba sentirse avergonzado. Esto debido a que las series vienen con “mensajes que uno puede asimilar para su diario vivir”.
De esta forma, los frikis empiezan a hacerse cada vez más visibles en Cochabamba, conformando una nueva cultura alternativa. Una cultura que, como mencionan los entrevistados, une a personas de distintas edades y gustos que se reúnen e interactúan, haciendo crecer esta comunidad que no tiene ningún temor de decir: “¡Soy friki!”.