Vergüenza nacional
No extraña para nada que los medios estén ocupados con publicar el trabajo de un equipo de comunicadores que hizo durante largo tiempo un seguimiento a los vehículos robados en Chile y transportados a Bolivia, alguno de éstos aparecido en el domicilio de un jefe policial nada menos responsable de investigar “lo robado”.
La caja de resonancia de semejante noticia, plenamente certificada por métodos sofisticados y alta tecnología, está sacudiendo el ámbito nacional. La reacción inmediata fue la destitución y el envío a Palmasola de uno de los dos coroneles acusado del delito. La paradoja se da cuando uno de los periodistas investigadores llega al mercado de ”autos chutos” y el sargento encargado de la custodia de los mismos resultó siendo ”el vendedor del vehículo” por encargo de su coronel, que le había encomendado tal tarea en una inocultable muestra del modus operandi de la extraña asociación de ”policías, ladrones y contrabandistas”. Sorprende aun más cuando se sabe que los vehículos denunciados como robados o desaparecidos y ubicados en diversas ciudades de Bolivia suman 419, nada menos.
Lo que siguió a la denuncia mediática es semidramático. La Policía rebusca motivos para justificar su conducta. Masistas que protestan por “la actitud de mercenarios que ingresan para hacer lo que les viene en gana”. Informes oficiales de mayores sanciones, como el relevo de todos los policías que Diprove, la unidad oficial que se encarga del tema de ”lo robado”; la comparecencia del Ministro de Gobierno ante los medios en una actitud tardía de ”encaminar la investigación con apego a la Ley”; lo cierto es que los ciudadanos contemplan con resignación este hecho por demás vergonzoso de toda una organización dedicada a delinquir, de apropiarse de lo ajeno, de introducir lo robado a nuestra geografía, dotarles de placas falsas, documentos falsos y comercializar los mismos en mercados creados exprofeso, para el efecto.
La información ampliamente divulgada por una ONG llamada GVR (Grupo de Seguimiento de Vehículos Robados) ha podido mostrar por cuál sitio fronterizo, por cuál camino, de qué manera se realiza el camuflaje de toda clase de vehículos, generalmente modernos, elegantes, caros hasta los mercados donde la actividad de venta y reventa es cosa de cada día. Se puede negociar con los vendedores que piden 30 mil o más dólares, pero que con tal de venderlos los bajan hasta 10 mil dólares por unidad, incluyendo documentos para su circulación legal.
Estamos entonces ante un hecho consumado. Vergonzosamente cruel para la dignidad de nuestra patria. Intolerable y por desgracia prohijado desde el MAS.
Columnas de MAURICIO AIRA