La abstención en la ONU
La política exterior del país, con respecto a la invasión rusa a Ucrania, refleja marchas y contramarchas. Un análisis de las declaraciones de los políticos masistas da cuenta de contradicciones, que han derivado en las últimas horas en la abstención de Bolivia en la votación de una resolución de la ONU contra la agresión rusa a Ucrania.
En efecto, tras conocerse la invasión rusa, la Cancillería emitió un comunicado con respecto al ingreso de las tropas de Putin, el jueves 24 de febrero, hasta las cercanías de Kiev. En ese documento, el Gobierno no condenó la agresión rusa, pero hizo un llamado a la paz y exhortó a las “partes en conflicto” a buscar “soluciones político diplomáticas en el marco del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas”; es decir, asumió una posición neutral, de equilibrio, cuando en este hecho está claro que hay un país agresor, Rusia.
Desde aquel día, no dejaron de conocerse expresiones de políticos masistas a favor de Rusia. Las más claras fueron las del expresidente y jefe masista Evo Morales, quien rechazó que Putin hubiera ordenado una invasión, porque en realidad estaba “sentando soberanía”; también culpó a la OTAN y a EEUU de la invasión a Ucrania.
Hasta ese momento había opiniones divergentes en el oficialismo: de neutralidad y de respaldo a Rusia. Fue el representante de Bolivia ante la ONU, Diego Pary, quien rechazó la invasión rusa a Ucrania: “Mi país rechazó con firmeza y rechaza todas las invasiones y acciones unilaterales realizadas por varias potencias a lo largo de la historia reciente, vulnerando el derecho internacional y la misma Carta de las Naciones Unidas. Ejemplo de ello es Afganistán, Irak, Libia, Siria, Palestina y hoy Ucrania”.
Sin embargo, Bolivia estuvo ayer entre los 35 país que se han abstenido de votar contra la agresión a Ucrania, en un cambio dramático con respecto a la posición expresada por el embajador Pary.
Si el Gobierno fuera consecuente con la Constitución Política del Estado, que define en su décimo artículo a Bolivia como un país pacifista que rechaza cualquier guerra de agresión, y con la Carta de Naciones Unidas, que prohíbe recurrir a la fuerza para resolver controversias, según lo prescrito por el derecho internacional, tendría que haber condenado la invasión a Rusia, como lo hizo Pary, pero vemos que ha votado como Cuba, Nicaragua, Irak y China, entre otros países que se abstuvieron de condenar la invasión rusa a Ucrania.
El voto de abstención demuestra las debilidades de la política exterior, la influencia de Morales en las decisiones del Gobierno y también las divergencias internas en el MAS. Bolivia tenía que haber respaldado la condena a la invasión rusa, porque fue precisamente una invasión, la chilena, la que nos causó el mayor cercenamiento territorial de nuestra historia, la pérdida del Litoral, y porque no se puede reconocer como legítimas las agresiones contra un país que es soberano, democrático y que se rige por los principios de la autodeterminación. Ese voto se debe atribuir también a un Servicio Exterior carente de diplomáticos profesionales.