En Cochabamba no hay nada que hacer
// Texto: Alicia Cortés Soruco
Fotos: Kev Alemán //
Una ciudad encajada entre montañas, a la sombra de todos sus guardianes. Cochabamba brilla bajo el cálido sol de septiembre, a puertas de su aniversario número 211 de la gesta libertaria. Llena de vida y movimiento, recibe esta festividad con la alegría que es tan típica de su gente. Las calles se visten de celeste, las cuequitas y caporales resuenan desde las casas y locales, y las flores parecen mostrar sus colores más brillantes. Los platos cochalas empiezan a verse en todas las esquinas, llenando las calles de olores deliciosos y familiares.
La Cochabamba ideal, bonita y tibia hace su aparición. Esa imagen que tenemos en la cabeza se hace realidad y la Ciudad Jardín muestra, tal vez por primera vez en el año, el origen de su apodo. Con el sentimiento identitario en su máxima expresión, la gente sonríe un poquito más y el verdor de la primavera empieza a mostrar su cara más linda. Sería fácil pensar que este rebrote cochabambino se debe al 14 de septiembre, que las personas están felices por festejar a su tierra y es un momento de regocijo regional. Y no estaríamos tan equivocados, pero tampoco es la verdad completa.
Porque, mientras más se acerca el aniversario, escuchamos frases cada vez más extrañas: “Hay que ir a Samaipata y hacer sesión de fotos”, “vámonos de viaje a Tarija por el fin de semana largo”, o incluso cosas como “hagamos algo divertido, vamos a Santa Cruz”. Las personas, en vista de un feriado, empiezan a planear pequeños viajes a otros departamentos, buscando entretenimiento y aventuras. Porque, claro, en Cochabamba no hay nada que hacer.
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Es una pena que nuestra Llajta querida no tenga increíbles bosques, llenos de vida y caminos de treking. Es realmente lamentable que no existan lugares para ver paisajes y atardeceres del cielo cochabambino, tan lindo en primavera, con sus nubes anaranjadas. Que en Cochabamba no existan emprendimientos de deportes extremos, que nos permitan escalar altas paredes naturales, explorar en bicicletas los antiguos caminos del departamento o lanzarnos por los aires, disfrutando de la adrenalina.
Sería hermoso que Cochabamba tuviese una amplia variedad de terrenos y paisajes, desde selvas cálidas y húmedas, rebosantes de diversidad natural hasta altos y misteriosos lagos cubiertos de neblina. Valles bajos de rústico encanto o maravillosas cumbres sobre las nubes, donde parece que el cielo está al alcance de nuestras manos. Tal vez incluso sería bueno ver sitios arqueológicos, disfrutar de los recuerdos de los imperios del pasado.
Es triste que estas experiencias solo existan fuera de Cochabamba y que nosotros debamos ir a buscarlas cada vez que tenemos una oportunidad de salir de la aburrida Llajta.
¿Verdad?
Esa parece ser nuestra visión de nuestro departamento: un lugar bonito, pero nada más. Y no podríamos estar más equivocados. Porque todo lo mencionado en anteriores párrafos existe en Cochabamba.
Nuestro departamento rebosa de actividades exteriores: desde aventuras en deportes extremos hasta visitas guiadas por antiguas rutas incas. Un mundo natural increíble nos espera a menos de dos horas de camino hacia cualquier eje cardinal. El norte nos recibe con las faldas de la cordillera, con sus amplios bosques y lagos de montaña, donde la naturaleza es reina. Sus cumbres son el lugar perfecto para los amantes de lo extremo, ofreciendo paseos en parapente sobre la verde tierra cochala.
El oeste nos lleva hacia los encantadores pueblos de nuestra infancia, llenos de la antigua memoria de nuestro pueblo. Y el este nos invita a pasear por paisajes únicos, de lagos y bosques húmedos. Hacia el sur, el valle, jardín y granero, perfecto para disfrutar de los paisajes más acogedores de la zona.
Este mes, pensemos antes de caer en la rutina. Busquemos las actividades en nuestra propia tierra y disfrutemos de la belleza que nuestro hogar nos ofrece. Porque de eso, nos sobra. Lo único que nos falta es apreciarla. Aprendamos a disfrutar del simple placer de sabernos cochabambinos y conozcamos a profundidad la tierra que nos vio nacer. Porque es aquí donde se encuentran las maravillas más hermosas, al alcance de nuestra mano y diseñadas para mostrarnos la riqueza que tenemos alrededor.
Porque el cochabambino sabe que puede haber opciones afuera, diversión en otras ciudades o atracciones de otro tipo, pero no hay nada que se compare a nuestro valle, verde y dulce. A ese hogar entre cerros, al corazón del país, que cada día nos recuerda que pertenecemos a un paraíso…a Una Gran Nación.