Alumbramiento de “Deslumbramiento”
Rossemarie Caballero Vega | Escritora y docente cochabambina
¡Alumbra lumbre de alumbre…! Deslumbramiento, 46 narradores bolivianos hablan de su escritura, titula el libro compilado por Gaby Vallejo Canedo y publicado por el Grupo Editorial Kipus en abril de 2021. El volumen es el colofón del Ciclo Virtual Narrativa Boliviana Contemporánea, organizado por la Biblioteca Thuruchapitas y conducido por la emblemática escritora cochabambina durante el primer año de la pandemia del coronavirus.
Deslumbramiento no es un libro mercantil (en términos de Díaz Mindurry, “Lo peor del libro mercantil”), al contrario, es un confesionario, una indagación sobre las razones que llevaron a cada narrador a convertirse en escritor; un libro íntimo que todo lector y escritor quiere tener y leer.
A decir de Vallejo: “Tiene abiertos los caminos para correr entre los que aman la lectura y los que ansían emprender la escritura”. La responsable de la edición agrega: “Ahora, otros escritores me ayudan generosamente a publicar este libro con sus propios fuegos, búsquedas y quebrantos en el proceso de descubrir la escritura. Por eso, este libro es tremendamente rico. Le debo a cada uno, esos pedazos de vida en que empezaron a sentir la fuerza de las palabras escritas. Hubieran quedado enterradas en algún silencio interior. La vida me dio la oportunidad de encontrar a escritores, a docentes y a lectores, que me permitieron armar el ciclo virtual ya señalado”.
EL precioso título nos trae a la memoria las inolvidables palabras encantadas de la novela. El señor presidente de Miguel Ángel Asturias, cuando magistralmente inicia con un toque diríase onomatopéyico como imitando un trueno: “¡Alumbra lumbre de alumbre, Luzbel de piedra lumbre!” Pero esta no es una novela, ni es Luzbel menos Miguel Ángel quien escribe el libro; quizá ambos, quién sabe, el demonio de Luzbel o el ángel de Miguel, y ahí aparece la Gaby, con su “encuentra tu ángel y tu demonio”, y nos manda al asador. Vaya uno a saber si sean los demonios o los ángeles quienes nos hacen combinar signos lingüísticos a capricho y arbitrariamente para parir, como grita la Guzmán en los culebrones: “Porque yo te parí”, refiriéndose a su hija Frida Sofía.
Bueno, vamos de una vez al meollo del asunto, a relamernos con la lectura de Deslumbramiento, donde 18 mujeres y 28 varones escriben sus percepciones, además de las tres organizadoras como Gaby Vallejo, que introduce y presenta el libro; Evelyn Cardozo y Rosa Irene Lara reseñan la bibliografía de los involucrados, y el autor de Maldito hippie comunista, Edgar Lora Gumiel, analiza y reflexiona sobre los memorables de Santa Cruz.
El índice muestra una interesante equidad y variedad en la perspectiva de cada participante en este singular homenaje a la literatura boliviana.
Como narradores, las y los autores narran sucesos extraordinarios o reales, según decidan, pero en este Deslumbramiento no son los narradores quienes hablan, sino sus espíritus.
Aunque lector y narratario (El concepto se utiliza para describir la instancia discursiva a quien el narrador dirige su discurso) no signifiquen lo mismo, hoy leo Deslumbramiento con mirada de narrataria, de receptora de las narraciones, no precisamente como lectora ideal, pero sí como una lectora implicada en la narración que los autores cuentan con propia voz y en primera persona. Los escritores y las mujeres escritoras desnudan su yo, dan testimonio de sus ángeles o demonios al crear su obra.
Durante la lectura de Deslumbramiento siento que se va formando un cierto clima, y me voy identificando con la voz, el tono cercano, la musicalidad del discurso como “el medio que transporta el contenido, el modo en que el narrador da a conocer una realidad”. En este clima íntimo y cercano a “Mi escritura, ese sabor a mujer” (Caballero, p. 97) encuentro a Gaby Vallejo, Rosario Barahona, Magela Baudoin, Cristina Botelho, Kori Bolivia Carrasco, Amalia Decker, Sarita Mansilla, Verónica Ormachea, Pilar Pedraza, Giovanna Rivero, entre otras.
¿Por qué escribir?
Al parecer esta fue la pregunta que hizo a las narradoras deshilachar su intimidad. A continuación, transcribo fragmentos sobre las razones que las impulsaron a convertirse en escritoras.
Gaby Vallejo Canedo, Gaby es la piloto, directora y autora de este reto. Así, su espíritu no se ha quedado callado y en las primeras páginas nos revela su guardado secreto de por qué escribe:
“La mía fue una emoción casi en la infancia, por un amor inocente señalado como prohibido por los mayores, que me llevó a buscar una hoja de papel y un lápiz y a escribir que “yo era como un ave de alas cortadas encerrada en una hermosa jaula”. Transcritas mis palabras, pasé del dolor a la liberación y entendí que habían migrado mis sufrimientos al papel. Desde entonces escribí mucho. Amores y sorpresas de mi cuerpo, felonías y grandes ramos de flores y declaraciones de amor de bellos hombres y llantos míos y de ellos”.
Rosario Barahona, la autora de Y en el fondo tu ausencia (2013) ha respondido clasificando sus razones en dos partes. Resaltamos el siguiente fragmento de una:
“Una aproximación a la respuesta y aparentemente fácil y/o simplista -que no es precisamente fácil ni mucho menos simplista- sería por mi acercamiento al estudio de la historia. De niña, había pensado ser escritora- puedo decir que he cumplido mi cometido y espero no desilusionar a mi niña interior y seguir siéndolo sin claudicar- pero historiadora no, no lo había pensado. En Sucre, que es donde vivo, estudié en el colegio Santa Ana, que, por cierto, tiene una nutrida biblioteca de diversas temáticas, pero ante todo, de “lecturas ejemplares”…(…) la directora de la biblioteca fue la responsable de mi fascinación por los libros. Recuerdo pasarme horas organizando los anaqueles de aquella biblioteca. Mis padres también fueron partícipes de este proceso, pues siempre, desde muy pequeña, me compraron muchísimos libros y me incitaron la curiosidad por el conocimiento de los mundos literarios, de tal manera que antes de entrar a primaria, yo ya sabía leer”.
Magela Baudoin, las razones de la autora de El sonido de la H (2015) se apoyan en reconocidos autores universales de quienes cita frases importantes. Sobre su reflexión resaltamos el párrafo siguiente:
“Cómo estar a la altura del silencio, es una de las cosas que más me obsesiona en la escritura. Cómo componer una verdad de silencios, algo que siempre está en la poesía y que paso mucho tiempo tratando de descomponer, de desentrañar, porque el silencio, como lo saben bien los lectores, no es un vacío. No aniquila la palabra, sino que es el umbral de acontecimiento estético esa inminencia de la que habla Borges, esa revelación que se anuncia, pero que no ocurre, sino que es sugerida, creando así múltiples sentidos”.
Cristina Botelho, la autora radicada en América del Norte hace una detallada relación de las razones por las que escribe, y compartimos un sustancioso fragmento:
“Escribo para imaginarme otras posibilidades. Es una manera de sobrevivir. Existen muchas razones para escribir, muy pocas para no hacerlo. La razón que me ha traído hasta aquí es el gran significado existencial de poder transmitir lo que mi memoria refleja como un flash, luego enciende mi lámpara y fluyen las palabras, aparecen los personajes y me dejo llevar por esa catarsis que representa “crear una obra literaria”. La voz interior, con mucha fuerza provoca mi escritura. ‘Si dejara de escribir, me quedaría nadando en mi propia agonía’”.
Kori Bolivia Carrasco, la también poeta radicada en Brasil, describe las características de la poesía al tiempo que como narradora se refiere a la prosa en los términos que siguen:
“Es una reconciliación con la palabra, que silenciosa, va pintando paisajes, esculpiendo personas, contando secretos, haciéndolos claros y esplendorosos, listos para la lucha, llevando al que lee a pasear por realidades, también por ficciones, controlando tiempo y espacio. Pero creo que, en prosa o verso, se abren las puertas del templo de las palabras que dan, a quien lee, la oportunidad de entrar en su propia soledad para comprender quizá, sus secretos”.
Amalia Decker, la autora de Carmela (2001) fue invitada como narradora de novela histórica, lo cual ella descarta y para demostrarlo argumenta:
“Yo diría más bien que soy una escritora que se nutre de la realidad, que se roba historias ajenas, de abuelos, tías, padres o cercanos, historia que se convierten en un impulso invaluable para logar verosimilitud, piedra angular para una narrativa de ficción. A veces un hecho casual, una imagen, una frase o un episodio ajeno puede detonar una historia. Es verdad que dos de mis novelas, sobre todo la primera tiene un tinte autobiográfico, y precisamente esa experiencia personal es mi punto de partida para soñar una historia de ficción, digo de ficción porque hay personajes inventados, historias de amor inventadas y entrelazadas con historia reales y personajes reales. Reivindico los episodios, la vida de la sociedad, y por eso reivindico mirar atrás, el presente o incluso soñar con el futuro, desde lo esencial que es el contacto con las personas de carne y hueso. Nutrirme de ellos, de sus historias y las mías propias. Son pues mi fuente de inspiración. Quizá el escritor o, al menos en mi caso, yo curo la soledad del trabajo con la riqueza que me da el contacto con la vida y los seres que me rodean. Y también en mis lecturas prefiero aquellas novelas que están narradas dentro de un contexto social”.
Sarita Mansilla, la autora de Benjamín comenta sobre su experiencia al crear una saga narrativa que le ha dado satisfacciones y que, a través de ella busca hacer a los niños felices.
“El 7 de septiembre de 2007, a partir de un accidente que me postró en cama durante varias semanas, empecé a escribir sobre un ecosistema imaginario al que poblé con personajes de la fauna y de la flora. Jamás me imagine que estaba iniciando una de las etapas más extraordinarias de mi vida. Mi ecosistema imaginario literario nació en Santa Cruz, Bolivia en las misiones de Chiquitos, creadas por los jesuitas en 1961”.
Verónica Ormachea, la autora de Los Infames (2015) y Los ingenuos (2010), novelas históricas, nos revela con lenguaje accesible algunos de sus tips al crear su obra:
“Elijo una etapa de la historia o de la vida de un personaje notable y creo una trama, insuflo vida a los personajes y describo los escenarios y costumbres de la época determinada. En mis novelas suelo combinar personajes personaje reales y de ficción. Estos deben ser complejos y cargados de contradicciones. Se debe narrar sus luces y sombras, características esenciales de la condición humana. Esto hará que la trama sea más auténtica atrapadora. Suelo consultar muchas fuentes, principalmente las que se contraponen, así como entrevistar a personas que vivieron durante la época con el fin de tener una mirada más amplia. Esto me da la posibilidad de desarrollar el tema desde una óptica más original y desde una que no s e hubiera escrito y si desmitificar el pensamiento de Orwell, que decía que la historia la escriben los vencedores”.
Pilar Pedraza, la autora describe cómo se forjaron sus escritos y su recientemente premiada novela, por lo que dentro del clima de nuestro artículo logramos recuperar este breve fragmento:
“De una u otra manera mis cuentos y relatos están vinculados a nuestra historia, a nuestras tradiciones y a nuestra diversidad étnica y multilingüe, ya que, hasta publiqué una serie de cuento corto y microrrelato traducidos a la lengua quechua por mi colega y docente de la lengua”.
Giovanna Rivero, un único párrafo fue suficiente como respuesta de la escritora a la interrogante, siendo la más breve y contundente confesión como para recordar a Gracian “Lo bueno si breve dos veces bueno”:
“¿Qué es para mí escribir? Es haber hecho de la imaginación una filosofía de vida. Es confiar en la potencia de ese otro mundo que siempre está a punto de emerger, como una Atlántida, como una promesa subterránea capaz de confrontar las convenciones evidentes de la realidad. Escribo para reconocer las hebras de energía de las que estamos hechos. Escribo porque la escritura es ese algo profundo que nos devuelve la imagen de esto tan humano que somos”.
Como se puede leer, las percepciones y testimonios de las autoras son auténticos y valiosos, dignos de ser atesorados en nuestro corazón y en toda biblioteca, un diálogo íntimo entre el lector y el autor en esta época pandémica del discurrir del siglo veintiuno.
A través del presente artículo, resaltamos y agradecemos el rol de las organizadoras del evento que entregaron su capacidad y su tiempo en beneficio de lectores y literatos tomando en cuenta la narrativa como hilo conductor del interesante Ciclo de Literatura boliviana. A manera de cierre, nuevamente recurro a las acertadas palabras de Gaby Vallejo Canedo, Responsable de la publicación, quien describe la esencia y el propósito del presente volumen: “Deslumbramiento es una exploración en las profundas cavidades del escritor que olvidó o guardó emociones ante las propias palabras escritas en el dolor, por el amor, con la soledad, entre las lágrimas, sobre la almohada, tras de los cristales de las ventanas, ante la muerte. En fin, cada escritor ha vibrado a su manera al descubrir la escritura”.