Interiores vivientes
Ricardo Segura
Un ambiente interior verde en construcción estará compuesto de materiales que alojan una vida muy profusa, pero que no puede apreciarse a simple vista (microorganismos). Otro espacio ya está construido y exhibe sin tapujos la exuberancia de la naturaleza por medio de materiales inertes (lana tejida).
Los interiores de la casa biológica experimental OME, en Newcastle (Inglaterra) y de la sala de conferencias JUT, en Taipei (Taiwán), tienen algo en común: llevan la simbiosis entre la naturaleza y el hábitat humano, ya sea de modo estético o funcional, a un nuevo nivel.
La casa OME se está edificando y será una de las instalaciones del actual Centro de Biotecnología en el Entorno Construido (HBBE, por sus siglas inglesas), un centro de investigación que es una iniciativa conjunta de dos universidades del Reino Unido, la de Newcastle y la de Northumbria.
El HBBE (http://bbe.ac.uk) está aprovechando la biotecnología de forma creativa en el ámbito hogareño para desarrollar una nueva generación de “edificios vivos” sostenibles para el medioambiente, según estas universidades.
El núcleo de la OME será un apartamento autónomo que permitirá a los expertos del HBBE probar y demostrar en un entorno doméstico una amplia gama de nuevas biotecnologías, desde nuevos materiales derivados de microbios hasta sistemas que generan energía a partir de los desechos vertidos en el inodoro.
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BIOTECNOLOGÍA DOMÉSTICA
Dentro de esa casa experimental se estudiará la vida microbiana (microbioma) para comprender mejor la influencia de los materiales, las superficies y los sistemas de ventilación en los microbios que nos rodean, tanto para evitar microorganismos nocivos e incluso virus como el SARS-CoV-2, como para fomentar las bacterias saludables que benefician la salud humana.
El apartamento autónomo se ubicará encima de un laboratorio, donde se desarrollarán procesos “que funcionarán como un metabolismo biológico”, para convertir los desechos domésticos de seres humanos, de alimentos, así como cartón y plásticos, en combustible, electricidad y otros productos útiles, explican Newcastle y Northumbria.
La casa experimental contará con iluminación bioluminiscente basada en una reacción bioquímica que produce luz y experimentan algunas plantas, animales, bacterias y hongos. Además, contará con un sistema de ventilación con sensores que tomará muestras del microbioma del edificio, lo analizará y modificará para garantizar la salud.
Su sistema de circulación y filtrado del aire permitirá “alimentar” selectivamente y hacer que prosperen determinados tipos de microorganismos y retirar y eliminar otros del ambiente interior.
Las paredes y el mobiliario de la casa viviente podrán, en parte, “cultivarse” mediante células vivas y materiales de ingeniería también vivos, y los sistemas sanitarios contarán con biorreactores, es decir, recipientes donde se producen reacciones bioquímicas, con microbios que “digerirán” los desechos y los convertirán en energía y en sustancias aprovechables.
Algunos de los materiales vivos se sintetizarán de polímeros y cristales minerales producidos a partir de bacterias, y otros compuestos se producirán a partir de las esporas bacterianas y serán sensibles al medioambiente, según el HBBE.
“No hay nada como el OME en ningún lugar del mundo. Este edificio creará un espacio para desarrollar tecnologías que van mucho más allá del estado actual de la técnica”, asegura el profesor Martyn Dade-Robertson, codirector de HBBE en la universidad de Newcastle.
La OME, que se construye en el campus de la universidad de Newcastle y comenzará a funcionar en el segundo trimestre de 2021, “permitirá aplicar las nuevas biotecnologías en una situación de la vida real”, afirma el profesor Gary Black, codirector de HBBE en la Universidad de Northumbria.
“El objetivo es crear un modo completamente nuevo para diseñar, construir y operar nuestros edificios”, según este investigador.
“Esta nueva generación de ‘edificios vivos’, responderán al entorno natural, incluirá materiales vivos que podrán cultivarse, procesarán sus propios residuos, reducirán la contaminación, generarán energía y contribuirán a un entorno biológico que beneficia la salud”, adelantan.
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DENTRO DE UN SUEÑO VERDE
Por su parte, la sala de conferencias de la oficina central de Jut Group, con capacidad para 176 personas y ubicada en Taipei (Taiwán), da la bienvenida y arropa a quienes asisten con una exuberante y envolvente vegetación, simulada por medio de unas paredes, puertas y suelos revestidos con materiales textiles artísticos y artesanales.
Aunque es un espacio funcional para charlas y eventos, la sala Jut también es una instalación pública y su interior alfombrado está inspirado en el paisaje natural, con un diseño poco convencional, “que la hace más acogedora, cómoda y atractiva para los usuarios”, según el estudio de arquitectura MVRDV (www.mvrdv.com), que la proyectó.
El interior de esta sala es una obra de arte textil a gran escala. Es el resultado de un laborioso proceso artesanal en el que se emplean mechones de lana trabajados a mano para fabricar las alfombras y los tapetes que cubren distintas superficies verticales y horizontales, e imitan texturas naturales como el musgo, el agua, los árboles y los pastos, según MVRDV.
“Esta nueva tipología de interior, que la artista textil argentina Alexandra Kehayoglou fabricó utilizando hilos reciclados rescatados de una fábrica de alfombras y que se basa en la investigación sobre los futuros entornos transformables, es un sueño verde”, destaca Winy Maas, cofundadora de MVRDV.
“Dentro de esta sala, en medio de un entorno hiperurbano, el público estará rodeado por este paisaje de ensueño verde, que abarca de pared a pared, representa el paisaje natural de Taiwán y, al mismo tiempo, optimiza las condiciones acústicas de este auditorio”, apunta Maas.