Calamaro enamorado: los tres casamientos de “El Salmón”

1. (1992) La primera vez

Andrés Calamaro vivió sus años de mayor éxito, también aquellos de juerga, junto a Mónica García, secretaria en Virgin Records, en Madrid, a quien conoció a principios de los 90. Se casaron en 1992 y pasaron juntos una década: él llegó a tatuarse el nombre de su enamorada, y ella, productora, se convirtió en manager de Los Rodríguez, la banda española-argentina que catapultó a Calamaro a la fama.

No hay casi fotos de aquella relación en la que García fue musa de canciones como “Flaca”, pero sí se sabe que Mónica fue la primera en hacer estallar el corazón de Calamaro, en un final que desencadenó la enemistad entre Charly García y El Salmón.

¿Qué pasó? Durante los años felices, la pareja pasaba todo el tiempo junto a Charly, “Los Tres Chiflados bien”, y hasta colaboraron en “Say No More”; pero Calamaro empezó a sentir celos de la complicidad entre Mónica y Charly. Algunos dicen que “Alta suciedad” fue una respuesta al “Alta fidelidad” de Charly. El mismo Charly así lo creyó.

Charly negó affaire. “Andrés dijo que yo me había acostado con su mujer, pero, en realidad, quizá alguna vez nos acostamos en la misma habitación o en habitaciones contiguas cuando Mónica me salvó con su tarjeta de crédito aquella vez que me echaron de un hotel en Madrid. Pero de ahí a lo otro… ¡pará un cachito!”, relató.

La guerra se hizo pública a fines de siglo, con Calamaro hablando en las revistas y Charly diciendole en la tele a Andrés “Calamar asqueroso”. En ese 1999 se separaron, finalmente, tras varias idas y vueltas. “Un divorcio amistoso”, dijo él, que terminó, ese año, “Honestidad brutal”: “Tengo que seguir adelante / con farmacia y aguante / porque me falta lo más importante”, canta en “Negrita”. 

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2. (2010) Cardinali y el escándalo

Si algo revela la historia de Calamaro con Mónica García es que, a pesar de su fama de díscolo, Andrés es enamoradizo, apuesta al amor. Así lo hizo con Julieta Cardinali, a quien conoció en 2005, en el casamiento de Vicentico y Valeria Bertuccelli. Cardinali estaba de novia con Andrés Ciro Martínez, pero él quedó embelesado.

Una reunión en lo de Fito Páez los volvió a juntar, Cardinali ya soltera, y ahí empezó el romance. Calamaro se tatuó los nombres de los dos, fueron padres en 2007 de Charo, y en 2010 se casaron.

Calamaro estaba feliz siendo “un gaucho de familia”. Pero el cuento de hadas se terminó de forma abrupta, solo meses después de la boda: Calamaro apareció bailando junto a una joven en Chile, imágenes que desataron rumores. Ahora le tocaba a él ser el sospechoso. Aunque quizás ella también tuvo una relación extramatrimonial. Pero la de él terminó siendo confirmada: sobre el escenario estaba Micaela Brecque, una modelo argentina que estaba haciendo algo de ruido en Chile, tapa de Playboy.

No hubo manera de recomponer el vínculo, y el tatuaje se tapó. Cardinali se fue de la casa, y “fue mucho peor que lo que salió publicado, porque cuando uno se rodea de gente mala, termina actuando como una mala persona. Nos retiramos porque fue todo muy violento”, recordaría tiempo después. Breque, mientras tanto, contaba en las revistas su relación con Calamaro. Terminaron siendo pareja, juntos hasta 2017, aunque esta vez ella lo dejó a él, y Calamaro sufrió un dolor en el pecho sin igual.

Hoy, Breque está casada con otro músico, el británico James Rhodes. “No es fácil estar con Andrés. Es uno de los hombres más locos de la Argentina. Es básicamente un chico de quince”, contó. Fueron una linda primavera, pero si la casualidad los vuelve a juntar diez años después, algo se va a incendiar…

3. (2025) La tercera, ¿la vencida?

Romántico como sus canciones, Calamaro tuvo otros romances (el que más sonó, su relación con Marianela Mirra, ex “Gran Hermano” y futura pareja de Rial), y volvió a apostar al amor tiempo después, con Natalí Franco, con quien sale desde 2022. Este año se casaron en Palermo, y planean casarse por iglesia el próximo agosto.

Pero ya hay problemas en el paraíso: la pareja se iba a ir de vacaciones para celebrar su casamiento, pero no encontraban quién cuidara el cobayo que tienen de mascota. Natalí tiene tres hijas, pero el padre no quería cuidar al cobayo. Y allí se destapó el verdadero problema: la familia de ella no apoya la relación.

Finalmente, el cobayo no recibió el cuidado y murió, pobrecito. Y a Calamaro no le gustó nada la situación, motivo por el cual, a menos de un mes del casamiento, ya tienen su primera crisis.