A Pablo Sanz no le sirvió de nada declarar ante el Ministerio Público Fiscal y aportar datos de todo lo que sabía de la presunta estafa con los planes sociales, luego de estallar el escándalo en Neuquén. Lejos de beneficiarlo, se perjudicó. Declaró tres veces, y en vez de tener un beneficio -como si lo obtuvieron otros cuatro arrepentidos y exempleados de Desarrollo Social- terminó con preventiva domiciliaria, con una tobillera... + Leer noticia completa
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