Once días llevan los pacientes renales de Santa Cruz en vigilia, reclamando lo que debería ser un derecho garantizado: acceso inmediato y seguro a su tratamiento vital. Cada jornada de protesta es un recordatorio doloroso de que su lucha no es política ni burocrática; es una lucha por la vida. La diálisis no puede esperar, no admite demoras ni excusas. Para ellos, un día sin tratamiento equivale a un riesgo directo a su existencia. Es... + Leer noticia completa
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