Me topé en la calle con un amigo que tenía la apariencia de un peón de albañilería y se declaraba, sin ruborizarse, como un “jailón”. Tal vez quería decir que era jailón porque jala cocaína o es que su altanería es fruto innegable de la andropausia o climaterio masculino que tiene que ver con la androsterona, la hormona sexual masculina derivada del metabolismo de la testosterona. En el lenguaje popular decimos a las señoras que... + Leer noticia completa
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