Erick Ortega  / La Paz Muchos siglos atrás, un grupo de religiosos encontró un lugar parecido al paraíso, allí en el sur de Bolivia, en lo que hoy se viene a denominar el Valle de Cinti, tierra chuquisaqueña. El grupo de domínicos decidió quedarse en aquel recinto donde, sin quererlo, construyeron un imperio con sabor a singani. Hace 30 años, aproximadamente,  en la casa del singani comenzó una tarea de reivindicación cultural:... + Leer noticia completa
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