Vera Vigevani de Jarach llegó hace 86 años desde Milán en barco, huyendo de las leyes raciales de la Italia fascista. Su abuelo murió en Auschwitz. No hay tumba para llorarlo. Otro genocidio la atravesó tres décadas después. La única hija de Vera, Franca Jarach, fue desaparecida por la dictadura. Tampoco hay tumba para dejarle una flor. Tengo dos historias que demuestran que lo pasó una vez puede volver a suceder, advertía. Madre de... + Leer noticia completa
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