Cuando alguien se limpia después de haber recibido un beso, el gesto suele generar desconcierto y hasta comentarios incómodos. Más allá del aparente disgusto, esa acción refleja sensibilidades distintas: hay quien no soporta la humedad de los labios ajenos o quien necesita reafirmar su espacio personal. El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores. suscribirse ya estoy suscripto Hablar de “limpiarse los besos” no... + Leer noticia completa
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