El corazón se acelera en las tribunas. Sí aunque la clasificación es una certeza y cada uno de los hinchas que llegaron al Cilindro lo expresa a viva voz esperan por el silbatazo de Esteban Ostojich. Entonces el ruido del pitazo se transforma en una canción. Por esos jugadores que “dejan la vida por los colores” como ofrece el estribillo de la popular. Por Gustavo Costas que se abraza a sus hijos y colaboradores el líder espiritual de... + Leer noticia completa
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