Desde la vereda de la calle Dr. Ramón, en el barrio Villa Ceferino de Neuquén, se escucha llegar de lejos el biribiri bí bibiri bí de la cueca. Parece estar flotando, como un perfume, entre las plantas que Carmen Riquelme tiene en el patio de enfrente. “Tengo mano verde como mamá”, dice Danilo, mientras golpea la puerta con una herradura de caballo. “¡Voy!”, grita alguien del otro lado, también allá lejos. Están todos en el... + Leer noticia completa
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