En el consultorio kinesiológico de Leandro Cesetti, en Tupungato, hay un cartel con el valor de los honorarios, pero cada paciente que entra sabe que, si no puede pagar la consulta, igual recibirá atención. En un rincón, sobre el escritorio, una urna con un ”Gracias” concentra algo más que billetes: solidaridad. Saben que, si dejan una colaboración, ese dinero viajará cientos de kilómetros hasta transformarse en medicamentos para los... + Leer noticia completa
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