Los médicos del hospital pediátrico “Agia Sofía” de Atenas presentían que algo no estaba bien. Una beba de apenas dos meses había entrado al centro de salud sin indicios previos de una enfermedad grave, pero murió de forma repentina. El informe preliminar indicó que podía ser un posible episodio epiléptico, pero los signos físicos en el cuerpo señalaban hacia otra cosa: una asfixia. Es por eso que el equipo decidió elevar un... + Leer noticia completa
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