El Congreso de los Diputados ardió. Y no fue precisamente por un debate sobre el rumbo económico, ni por una ley transformadora. Ardió por la desesperación política que envuelve al Gobierno. Pedro Sánchez, cada vez más acorralado por los escándalos que estallan a su alrededor, eligió como última línea de defensa el ataque. Porque cuando ya no se puede explicar, se grita. Y cuando no hay defensa posible, se señala al otro. Ante una... + Leer noticia completa
Notibol es un agregador informático de noticias y no es responsable del contenido de los enlaces a los sitios externos que generan las noticias.
Acerca de Notibol | Contacto | Política de Privacidad | Descargo de Responsabilidad