Se llaman a sí mismos los “hombres de plata”: son Keris Munandar y su vecino Riyan Ahmad Fazriyansah: aquí los vemos en plena tarea de pintar, con dedicación y detalle, cada centímetro de su cuerpo con una pintura de tonos metálicos que –cómo evitar el pensamiento– todos rogamos no sea tóxica. Se los ve jóvenes, delgados, sonrientes, extrañamente al borde de lo que será su mutación. Pocos minutos después de la escena que... + Leer noticia completa
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