La duda entre beber o no agua de mar es la diatriba más torturante a la que se puede enfrentar un náufrago. Y no es para menos. Debe ser espantoso estar muriéndote de sed cuando no puedes dar ni un sorbo a las toneladas de agua que te rodean. Pero no hay que caer en la tentación. El mundo marinero conoce sobradamente el peligro que entrañaría sucumbir a este imperioso deseo. ¿Qué ocurre cuando perdemos agua? Desde un punto de vista... + Leer noticia completa
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