Hace 100 años era bien visto evocar la dictadura de Linares, contaba Ignacio Prudencio Bustillo. Se ansiaba otro hombre fuerte para purgar los males de la nación, incluso en el sentido de procurarle, figuradamente, la expulsión de los fétidos contenidos atorados en su vientre. Ese ambiente quizá explica por qué, ya en los años 30, Busch se declaró dictador: la fe menguada en la democracia, la acre disputa política, la crisis de... + Leer noticia completa
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