Cuando Jhocemar García Rodríguez escuchaba su sentencia de 30 años de privación de libertad sin derecho a indulto en la cárcel San Pedro de Sacaba, la mujer a la que le quitó la vida, Julieta Mejía Arce, era velada en Chiñata, a poco tiempo de ser llevada al cementerio, mientras su familia se despedía entre llantos y dolor. Julieta se convirtió en la decimoquinta víctima de feminicidio en Cochabamba, un caso que dejó a dos... + Leer noticia completa
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