Los errores puntuales, en las dos áreas, pesaron más que el espíritu y la rebeldía para torcer la suerte. Después de la clasificación a las semifinales de la Copa Libertadores que se vivió como el triunfo de la actitud, a River le tocó un partido jeroglífico, que no pudo resolver, más allá del empeño y los merecimientos que hizo en el segundo tiempo. Marcelo Gallardo perdió el invicto de su segundo ciclo en el undécimo encuentro,... + Leer noticia completa
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