Cuando en la Alemania medieval, casi al finalizar diciembre, los locales comenzaron a colgar dulces, manzanas, velas y nueces intentaban disimular los troncos desnudos de hojas, la ausencia de flores y la carencia de color. Así nacía la idea de árbol de Navidad. En Bulgaria, amigos y familiares se regalan piezas tejidas de color rojo y blanco que se llaman martenitsi, que llevan en las muñecas o en la ropa hasta que ven una señal de la... + Leer noticia completa
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