La herida sigue abierta y el dolor se siente aún. Para Marcelo R. (25), su primer día como peón de estancia fue el más traumático de toda su vida, porque además de perder el brazo también fue echado de su trabajo. Al igual que él, a otros siete trabajadores de diferentes estancias del Chaco (Boquerón y Alto Paraguay) también se les tuvo que amputar las manos, los brazos, y el noveno sufrió fracturas en las costillas, se perforó el... + Leer noticia completa
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