En el hipotético caso de que figuras de la talla de Francisco de Quevedo vivieran en La Paz, podrían ganarse el apelativo de “golpistas municipales”, donde su arma, un par de versos: “Érase un hombre a una nariz pegado,/ érase una nariz superlativa,/ érase una alquitara medio viva,/ érase un peje espada mal barbado”, serían subversivos y peligrosos. Se imaginan a Franz Kafka fuera de Praga y al ver el día a día de La Paz quizás... + Leer noticia completa
“Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, érase un pez espada muy barbado. Érase un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado.... + más
Érase un hombre a una nariz pegado | El Diario
“Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, érase un pez espada muy barbado. Érase un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado. Érase... + más
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