Juan III de Portugal un día decide hacerle un regalo a su primo Maximiliano de Austria por sus bodas. El obsequio fue algo inesperado, e incluso el primer paso antes de entregarse fue notificarlo y obtener su aceptación. Después de que el archiduque dio su visto bueno, en Lisboa, la corte comenzó su esmerado trabajo; era necesario acondicionar a Salomón, el elefante que había llegado hace un tiempo y que estaba casi olvidado. Cuatro... + Leer noticia completa
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