– Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado… – Pido perdón por eso- Se disculpó el maestro – Permíteme que en señal de reparación te convide un rico durazno. – Gracias maestro. – Respondió halagado el discípulo. – Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites? – Sí. Muchas gracias – dijo el alumno. – ¿Te gustaría que, ya que... + Leer noticia completa
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