El olor penetraba hasta lo más recóndito de mi cuerpo. Era un olor irreconocible. A los pocos momentos sentí un dolor de cabeza. Mi sensación olfativa no estaba acostumbrada a esa pestilencia. Ni siquiera el barbijo tan común en estos tiempos de pandemia impidió la penetración de ese olor maloliente en mi nariz. Era un olor irreconocible. Estaba en el botadero de K’ara K’ara. Algún vecino, a modo de atenuar mi malestar olfativo, me... + Leer noticia completa
Notibol es un agregador informático de noticias y no es responsable del contenido de los enlaces a los sitios externos que generan las noticias.
Acerca de Notibol | Contacto | Política de Privacidad | Descargo de Responsabilidad