“Lo peor fueron las moscas”, ha dicho este viernes Beatriz Flamini, de 50 años, después de pasar 500 días en una cueva de Motril (Granada), a 70 metros de profundidad. Su experimento, supervisado por científicos y espeleólogos, servirá para estudiar el impacto del aislamiento social y la percepción del tiempo en las personas, así como los posibles impactos neurológicos y cambios en el sueño y el ritmo circadiano. Todavía es pronto... + Leer noticia completa
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