Encendida de corolas tú llegaste hasta mi alma, primavera en flor, y en la gracia del perfume me dejaste la caricia de tu aroma y tu color. Volviste de nuevo, remozada hasta mi predio, duraznero en flor; y en el hilván del sueño tu tejiste la trama de este poema que es de amor. Cantaste a los vientos tus endechas, aromadas de nardo y churqui en flor; y en el verde que vestiste a la campiña me diste la gracia de la copla y el color.... + Leer noticia completa
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