Enheduanna es la señora del amor. Safo tiene nombre de puta. Aspasia es la hetaira por excelencia. Hiparquia, la cínica. Y Sulpicia es poeta, todas las poetas. Por el libro El infinito en su junco: la invención de los libros en el mundo antiguo de Irene Vallejo pasan mujeres que escriben cuando las mujeres no escribían. Pasa la lectura como ritual, pasan historias de librerías, pasan libreros y ladrones de libros; viaja la memoria, el eros... + Leer noticia completa
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