Como solía suceder el día de Todos Santos, Ruperto Tajibos volvió al mundo, era un día de sol, de esos que en vida él solía aprovechar para ir a la tienda a tomarse un par de cervezas con sus dos compadres del alma. En aquella ocasión, cuando se acercó a la mesa que sus seres queridos habían preparado afanosamente para él, extrañó un poco la vida, con todo y sus altas y bajas, con todo lo bueno y lo malo, con sus bendiciones y... + Leer noticia completa
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